Yerba amada



Amado Bonpland (1773-1858)

El naturalista francés Aimé Bonpland recorrió y exploró America en un viaje que duraría varios años. Posteriormente, el sabio se arraigaría en las tierras de América del sur, hasta su muerte. Esta novela es una ficción acerca de su pasion por la yerba mate.


Indice

Capítulo 1 : Apuntes para una nueva vida

Capítulo 2 : Hojas de ruta

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6 : Confesiones de otra vida

Capitulo 7

Capítulo 8

Capítulo 1 : Apuntes para una nueva vida

Corrientes, milochocientoscincuenta y mucho

Ni unitario ni Federalista. Revolucionario. Piensa. No se anima a decir nada. Tiene temor de que lo vengan a buscar. Primero lo tienen que encontrar. Es difícil que los que lo buscan lo en cuentren, piensa de nuevo. Ellos qu defienden esa tiierra poniendole un nombre parecido a la palabra Padre, ni saben ni cómo se llama él, ni donde está, ni donde está la chalupa que lo trajo, ni como se llama el río que baña las costas de la región en la que el vive. Sólo saben que la distancia vale mas que el cultivo, y que si se puede poseer a la distancia es mas fácil porque no se ve lo que se gana o se pierde. No soy un mísero punto en un mapa errado, piensa. Soy un ser humano como los que aquí cagan en su lengua natal. Ni ellos saben como están divididas sus provincias. Ni ellos se enteran de lo que hay acá. Hay que venir a decirselos con la cara lavada. Se rasca la barba, se acomoda el solero, tiene la mirada profunda de la Vejez póstuma. Ha visto la muerte tantas veces como ha visto la vida. Le han degollado los sentidos y persiste en su busqueda. Es una planta que busca las raíces mas profundamente cuando le sacan la tierra.

Las tropas de Madariaga vieneron a buscarnos a todos. El litoral no es tierra de nadie (piensa) es tierra nuestra. Hasta allí llego Hornos con sus caballos al trote, desconociendo el terreno río arriba. Madariaga arrasará el arroyo de la China, entrará a Gualeguaychú.


Soy ahora un viejo viejo, como aquel viejo que me trae el recuerdo. Y viajo a caballo en mi mente a buenos aires, y llevo mi caballo en la chalana que me trajo. Y estoy parado frente a aquel hombre inmortal que me contó sus andanzas, pensando que algún día las repetiré. Tengo la bronca de los días felices que podrían ser mas. Pero no lo son.

Capítulo 2 : Hojas de ruta


Algún paisano en una fonda le contó al oído la historia honda, de aquel pedazo de tierra rodeado de anchos ríos. Aquella isla secreta, que como Santa Helena, hubiera sido usada como carcel por los españoles en el siglo dieciocho, y luego sería fortificación militar en el Virreinato (tan solo 40 años antes), era hoy otra cosa. Según le contaban, luego del Mayo, casi cuatro años despues, el Almirante Guillermo Brown había desembarcado allí con su flota, y a partir de entonces se trataba de un territorio mas de las provincias unidas del río de la Plata. Pero el atractivo es que Amado pareció haber leído algunas notas acerca de la Isla en las descripciones de Azara. Amante de las historias antiguas Amado intentó hurgar que habría pasado tres siglos antes en ese terreno. Lo convencieron de que el nombre debe su origen a un despensero de la expedición de los tiempos de Solís, que falleció en la isla luego de las expediciones. Martín García sea tal vez el primer hombre Europeo que muere en esas tierras separadas de toda tierra en el medio de una tierra de mares.

Azara que en 178? había sido traído con el objeto de participar en la cartografía de la zona en litigio entre los territorios españoles y que sería una de las fuentes de inspiración de Amado para recorrer esas zonas, no había desembardo en ella. En esos tiempos aún estarían las fortificaciones militares recien estrenadas que el Virreinato creía estratégicas para defender el territorio español. Si bien para Azar resultaría una zona interesante en cuanto a la historia natural, no lo era en el marco de la expedición, Ya que la cartografía de esa zona era ampliamente conocida. Sin embargo en sus textos existirían escuetas descripciones sobre ella.
La isla Martín García está rodeada de otras islas, como la Solís, que tienen similar vegetación pero que por ser pequeña, no reviste mayor interés militar.
Todas esas islas son granito puro, piedra dura si-las-hay. Para el adoquinado de Buenos Aires luego del gobierno de Rivadavia y sobre todo en la época de Rosas, en parte sería usado el granito que de la Isla.


Capítulo 3 : La tierra sin mal

Años después me enteraría la historia, Me la contaría Bonpland, sereno, manteniendo la celeridad, pero con un a lagrima cercana al espanto. A él le habían contando los decapitamientos en la guillotinade la revolucion francesa. En realidad los había sentido, desde la lejanía. cuando tenía dieciseis. Pero esto era distinto. Años despues cuando en su solitaria furia indemne hablara sobre Rosas, yo comenzaría a comprender que todo su odio, no manifiesto, había comenzado en los primeros años de la decada del veinte.


La noche que Amado recibió la carta de la muerte de Pancho. Se mantuvo en silencio un rato largo, eterno. Este fue Rosas, pensó. Lo olía. Lo odiaba casi sin conocerlo. Había escuchado lo suficiente como para intuirlo.

Capítulo 4

Recorro un poco los anaqueles de la gran biblioteca. Las sombras de la Historia Natural en el Rio de la Plata, tienen varias luces, varios focos. Me sorprende el desarrollo que ha tenido esa ciencia en nuestra tierra, quizas la que mas haya sido revisada y estudiada en ese período extraño del milochocientos. Reconozco a los clérigos, que vivian en Buenos Aires, aficionados ellos. Uno de ellos, el mas renombado, que pasaría a la historia, Larrañaga. Pero a esos pasos le siguen los pasos de gentes que vienen de mares lejanos y que hablando lenguas diversas comprendieron las riquezas que estas tierras tuvieron y que tal vez aún tienen. Estamos hablando de los viajeros, de aquellos naturalistas que entrado el siglo dieciocho, ya sea mor misiones diplomáticas del país de origen o por acuerdo con la región de destino, llegaban a estas tierras sin mas conocimiento de ellas que lo que algún texto les puediera haber informado. De ese grupo, que fue llegando en distintos momentos y que fue dejando una secuela de escuelas de pensar la naturaleza en estas tierras, el primero que llega a una tierra libertada, es Bonpland. Azara, Haenke habían llegado antes con objetivos distintos, casi desconocidos, jóvenes. Y fue en estas tierras que ganaron prestigio. Como sabemos, Azara volvió a Europa. Haenke, falleció en el Norte, creemos que en Chuquisaca. Y Bonpland, bueno, esa esa otra historia. A diferencia de sus predecesores viajeros, Bonpland llega con un enorme prestigio a estas tierras del Río de la Plata. El enorme prestigio se lo daría su basta experiencia en el conocimiento de la región debido al viaje que hubiera hecho junto con Humbolt hsta 1805, recorriendo casi todas las Américas.
De alguna manera u otra cuando empecé a recorrer su historia sin tener la astucia de haber leìdo sus cartas; comprendì que Bonpland, no solo tenía una continuidad con Haenke, sino que tambièn tenìa una continuidad con Azara. Desde el comienzo sospeché que lo habìa leìdo. Revisando años mas tarde unos textos. Me di cuenta que era innegable. Azara no fue solo el gran descriptor de cuadrepedos del Paraguay, sin que fue el nexo escondido por la historia entre los hallazgos de los Misioneros Jesuitas y Amado.

Capítulo 5 : de puño y letra


Diario Personal de Amado Bonpland.


Este diario rememora de forma introspectiva, los sucesos vividos por Amado entre los años 1816 y 1821. Narra los recuerdos de sus días en Buenos Ayres, cuando todavía estaban frescos. Recuerda con anhelo los días de su viaje previo por las Américas junto con Alexander Von Humbolt. Y detalla algunos aspectos de su vida en Santa Ana.

Se cree que fue escrito durante su estadía bajo la custodia del Doctor Gaspar Rodriguez de Francia. Seguramente fue escrito junto con las cartas que día a dia escribía y enviaba. Sin embargo, este diario quedó archivado durante años en el Archivo del Doctor. Algunas fuentes históricas mencionaban su existencia, sin embargo se creyó perdido bajo las llamas.

Recientemente, fue hallado como parte de un archivo personal en La Rochelle. Seguramente, Amado lo envió para que sea conservado.

El diario tiene la particularidad de estar escrito en tercera persona, la primera persona esta utilizada como un alter ego.

Esta edición recopila las fojas encontradas y añade algunos detalles históricos de conocimiento posterior.



Yo no se por que lo hizo. A veces pienso que estaba fuera de sus cabales. En otras ocasiones, llego a la conclusión de que es lo único que él podría haber hecho.¡Qué habria de hacer? Quedarse en su Europa natal aburrido de las cátedras. No. Sin duda que no.

Capitulo 6: Confesiones desde la otra vida

¿ Que que cosas se yó sobre él? Uff… miles, vea. Le dirán que soy asesino. Pero mas me duele que me traten de charlatán, de mentiroso. Eso es lo que mas me molesta. Porque se creén que porque uno hace trabajos manuales no entiende nada nada de nada, y muchos de los colegas de Amado se creían que yo estorbaba, o ni si quiera me daban lugar. Amado no, él siempre me escuchaba, se sentía comodo trabajando conmigo aunque no supiera los nombres científicos de todas las especies que el conocía. Pero sabia y sé aun los nombres que le nosotros o los indios les pusieron a las cosas. De puro curioso, nomás, porque pude viajar, porque mi abuela fue indio, y a uno le quedan cosas. Vea cuando no me quedó otra, me instalé en Buenos Aires, no tenía mas de 20 años yo. Acá aprendí el oficio, a tratar a las plantas de otra manera. Después lo conocí a Vicente. Y por Vicente a el. Pulpero, Cuarteador, Mayoral, Lechero.Hasta que volvi a la p....

Capítulo 7

Hojeo este libro que llega a mis manos , la firma manuscrita mamarracheada, la dedicatoria, arroja el año 1838. El libro, de tapas marmoladas y de cuidada edici{on, impreso en Londres, fue editado, en 1825.Alexander Caldcleugh tal vez lo escribira, pluma en mano, mojando la tinta a cada frase, pensando lo que ocurría unos cuatro o cinco años antes al otro lado del atlántico. En el sur de America, en suramerica, con los uramericanos, con los americanos del sur. Que pasaría en esa tierra, cuatro o cinco años atrás, pensaría Caldeugu cada vez que desde su escritorio de fino roble francés, se ponía a pensar en la revolución que se estuvo dando allá lejos. Y la verdad es que no me imagino que se imaginaría el escritor, apostado en su escritorio escribiendo escrituras con plumas, leyendo a las plumas de los que pudieron viajar y volvieron para